- II -
El Amo metió la mano en la bolsa y rebuscó entre las cosas, sacó la llave y abrió la puerta. Las dos subieron la escalera cotorreando alegremente y riendo. El Amo abrió la puerta de arriba entrando antes que ellas, colgó su bolsa donde siempre y fue a la nevera a por algo de beber, a ellas no les preguntó si querían nada. Estaban tan metidas en sus cosas que seguían ignorándolo, empezó la Coca-Cola, puso música y se sentó en el suelo en un rincón de la estancia mientras ellas seguían a lo suyo.
Se levanto y cogió el látigo de la pared y le asestó un latigazo certero en el culo a su esclava. Ella gritó y lo miró. - Por fin alguien me presta atención en esta mazmorra- dijo el Amo con gesto socarrón. - Desnúdate esclava, inmediatamente y tú, dejas tus cosas y ponte en el centro de la habitación- las dos cumplieron las ordenes inmediatamente, ante el tono del Amo no se atrevieron a rechistar.
El Amo empezó a girar alrededor de la viajera mientras le decía cosas en un tono bajo casi susurrante, - Se supone que eres mi sumisa, que has viajado para hermanarte con mi esclava y servirme, el hermanamiento funciona pero la servidumbre aun no la he visto por ningún lado, bonita-, ella sólo acertó a mascullar entre dientes un lo siento Amo, mientras se ponía nerviosa.
Se levanto y cogió el látigo de la pared y le asestó un latigazo certero en el culo a su esclava. Ella gritó y lo miró. - Por fin alguien me presta atención en esta mazmorra- dijo el Amo con gesto socarrón. - Desnúdate esclava, inmediatamente y tú, dejas tus cosas y ponte en el centro de la habitación- las dos cumplieron las ordenes inmediatamente, ante el tono del Amo no se atrevieron a rechistar.
El Amo empezó a girar alrededor de la viajera mientras le decía cosas en un tono bajo casi susurrante, - Se supone que eres mi sumisa, que has viajado para hermanarte con mi esclava y servirme, el hermanamiento funciona pero la servidumbre aun no la he visto por ningún lado, bonita-, ella sólo acertó a mascullar entre dientes un lo siento Amo, mientras se ponía nerviosa.
Cuando vio que la sumisa se tranquilizaba, dijo secamente, - Esclava desnúdala, YA- Las puso a las dos contra la pared y cogió el látigo largo, con el mismo azote llegaría para las dos, les ordenó que contaran los 5 azotes y ellas los contaron. Después las puso de rodillas y les acarició el culo con la fusta a las dos, cuando acabó les ordenó que se vistieran. Cumplieron la orden rápidamente y las dos esperaron en el centro de la habitación con la cabeza baja y sin hablar. Las besó a las dos y les acarició la cara.
-Ahora vamos a ir a comer algo y a la tarde ya veremos donde vamos y lo que hacemos, por cierto estáis en sesión hasta que yo lo diga, así que comportaros como lo que sois, zorras- Salió del edificio seguido por las dos. -¿Donde queréis comer? - Donde usted diga, Mi Amo- dijo la sumisa. -¿En un japonés??? - No Amo, que me dan nauseas el pescado crudo.
Y el Amo, duro como siempre, hizo lo más apropiado.
-Ahora vamos a ir a comer algo y a la tarde ya veremos donde vamos y lo que hacemos, por cierto estáis en sesión hasta que yo lo diga, así que comportaros como lo que sois, zorras- Salió del edificio seguido por las dos. -¿Donde queréis comer? - Donde usted diga, Mi Amo- dijo la sumisa. -¿En un japonés??? - No Amo, que me dan nauseas el pescado crudo.
Y el Amo, duro como siempre, hizo lo más apropiado.
- Anda escoged vosotras que será mas rápido…
(continuará)
Nota: Imagen de Ellen Von Unwerth.